Más allá de la paternidad, el debate está puesto en la gestante. Ciudadanos se ha declarado partidario no ya de esta práctica sino de la elaboración de una ley que la permita y favorezca en España. La formación naranja plantea una ley de ‘gestación altruista’, es decir, una en la que la mujer gestante no perciba una gratificación económica y lo haga en términos solidarios. Pablo Yáñez, secretario de Comunicación del partido en Castilla y León, aseguró que su grupo cree «en un modelo de sociedad que reconoce el derecho de todos a formar una familia. Queremos una regulación altruista, que proteja a las mujeres y a los niños» y que «en España hay parejas que quieren tener un niño y necesitan de ese método». Por otro lado, tanto los colectivos feministas como el grupo socialista se oponen a este planteamiento. Representantes de la asociación leonesa Flora Tristán aseguran que el carácter altruista de esta propuesta es «una falacia y casi un insulto. Nos parece lamentable. La propia ley es vergonzosa porque habla de que los comitentes gestan por intermediación de una persona. En cuanto a la aprobación, Ciudadanos es un producto de marketing y, ¿qué va a hacer un producto de marketing? Pues hacer estas cosas». Andrea Fernández, secretaria de Igualdad del PSOE leonés, asegura que este tipo de leyes favorecerían los «contratos económicos bajo cuerda y otra serie de explotaciones y de menoscabo a los derechos de las mujeres».
Derechos y opciones
Los grupos a favor de este tipo de técnicas aseguran que ser padre o madre es un derecho. El propio Yáñez comentó que «la gestación subrogada esconde detrás una apuesta por la igualdad de que todos tengamos derecho a formar una familia» y que «en España hay parejas que quieren tener un niño y necesitan de este método». La verdad es que ninguna ley española ampara ese supuesto derecho, el que si reconocen es el de los menores a tener una familia que cuide y vele por ellos.Algunos defienden que tener hijos no es un derecho, sino una opción que se puede ejercer de muchas formasEn esta postura coinciden tanto el PSOE como los colectivos feministas, «a Ciudadanos le encanta este discurso, ¿desde cuándo un deseo tiene necesariamente que ser satisfecho? ¿O convertirse en un derecho?», reclaman desde Flora Tristán, a lo que añaden «desde el punto de vista ético, ¿realmente existe derecho a que tú consigas cualquier cosa que desees? ¿Es moralmente aceptable pedir que una persona geste por otra? La gestación altruista es una trampa, lo que esconde detrás el abrir la puerta a lo que es este fenómeno, un comercio puro y duro de seres humanos, por un lado, de mujeres adultas pobres y, por otra, de criaturas».
Desde la Asociación Isadora Duncan en León defienden que tener un hijo nunca ha sido un derecho, sino una opción que se puede ejercer de múltiples formas sin que conlleve a la explotación femenina.
¿Y las mujeres?
Las grandes invisibilizadas en este proceso son las gestantes. Desde las agencias a los comitentes (los padres que contratan este servicio) se les proporcionan todo tipo de ventajas; seguros, comodidades en el lugar de destino, apartamentos confortables, traductores, y hasta seguros en caso de aborto, entre otros. El bebé, por supuesto, es el segundo protagonista de todo este proceso pero, ¿y las mujeres? Las agencias apenas hablan de ellas, son invisibles.F. Tristán: "Es un comercio puro y duro de seres humanos, de mujeres adultas pobres y de niños"María García, presidenta de Isadora Duncan, explica que este proceso implica «tratar a la mujer como si fuese una vasija. Como si el dar a luz y llevar a un niño durante nueve meses no significase nada. Es un desprecio hacia la salud de las mujeres que son portadoras. Es como si se nos estuviese vendiendo por partes, la gestación subrogada, la prostitución... se está mercantilizando el cuerpo de la mujer. Lo que más me duele es que algunas mujeres contribuyan a esto».
La salud mental de las personas gestantes es algo poco discutido dentro de este panorama. Los testimonios que algunas de ellas han dado en reportajes de medios nacionales hablan de solidaridad y de una experiencia que les llena personalmente al haber ayudado a alguien a formar una familia. Sin embargo, desde Flora Tristán difieren de esta visión, «en Internet hay mujeres que dan su opinión sobre lo que ha supuesto para ellas más de 9 meses de ser su cuerpo hormonado, manipulado, controlado y sobre lo que ha supuesto la pérdida de su libertad, no poder hacer nada sin el control de otras personas; hablamos de esclavitud».
Ante la posibilidad de que una ley que posibilitase este proceso en España abriese la puerta a las mafias, Pablo Yáñez explica que quieren una legislación que proteja a los involucrados y que «ya pueden existir mafias, lo que queremos es regular para que no existan, para que la mujer que participa en ese proceso tenga unas garantías legales».
Desde Flora Tristán, alertan de que abrir las puertas legales a los vientres de alquiler pondría en peligro a las mujeres en situación económica precaria. «Si se generaliza puede ocurrir que no solo tú quieras ejercer esta práctica sino que las personas de tu alrededor, viendo que no hay más patrimonio que tu cuerpo, lo utilicen para salir de la pobreza», a lo que añaden, «para nosotras esto es un negocio claramente, una compraventa de criaturas, no es otra cosa, de cuya parte la que menos se lleva es la madre. Creemos que ya está bien de responder al marketing que han establecido las agencias de intermediación. Las mujeres gestantes se llevan el 15% aproximadamente del total».
Cuando un niño nacido mediante un vientre de alquiler es inscrito en España, la gestante pierde su derecho de filiación, es decir, el vínculo jurídico que se tiene entre personas que descienden unas de otras. Para la asociación feminista esto es una violación tanto de los derechos de la gestante como los del niño. Este derecho si se conservaría en el caso de las adopciones, en el que el rastro jurídico podría llevar al niño hasta sus padres biológicos en caso de desearlo en el futuro.
Las adopciones
Tanto para las dos asociaciones feministas como para la secretaria de Igualdad del PSOE la adopción es la respuesta al deseo de tener hijos para quienes biológicamente no pueden.Según datos de la Junta de Castilla y León, las adopciones internacionales tienen una duración de entre 3 y 4 años en función de la legislación. Las nacionales funcionan según los requisitos de cada solicitante. Si la familia desea un niño que no tenga problemas físicos, psíquicos o de desarrollo la espera puede durar hasta 8 años de media. Para los que estén abiertos a adoptar un bebé con diversidad funcional, los que más suelen ser entregados a este servicio, los trámites pueden llevar sólo algunos meses.
Aún con todo, son procesos largos en los que muchos padres y madres pueden perder la esperanza. Desde Isadora Duncan y Flora Tristán reclaman que se den más facilidades a los adoptantes en vez de trabajar en una ley de gestación subrogada. «Que los procesos de adopción funcionen mal no convierte en buena un práctica que de por si es una atrocidad. Lo que defendemos es que todos los esfuerzos que algunos partidos políticos están destinando para regular este tipo de prácticas se puede destinar, los mismo o menos, en agilizar los procesos de adopción», comentan representantes de Flora Tristán, opinión compartida por Andrea Fernández, secretaria de Igualdad del PSOE: «En este país y en muchos otros hay millones de niños que están deseando ser acogidos o adoptados por familias y que están dispuestos a dar todo su amor y todo su cariño, por eso no entiendo que mucha gente esté optando por la perpetuación genética».
Una cuestión terminológica
«El nombre que nosotras utilizamos no es gestación subrogada, en realidad, se trata de explotación reproductiva y denominamos esta práctica ‘alquiler de mujeres gestantes’», así definen desde Flora Tristán este proceso. Como en todas las cuestiones polémicas, el vocabulario es importante. Las palabras que se escogen para nombrar una realidad pueden representar su naturaleza u opacarla por completo, desde la asociación aseguran que ‘gestación subrogada’ esconde la verdadera naturaleza del proceso.Las adopciones nacionales pueden variar de meses hasta 8 años en función de los requisitos de la familiaOtras expresiones delicadas son ‘madre’ y ‘maternidad’. Algunos defienden que madre es la que aporta el ADN, otros que es la gestante y otros que es la que cría y cuida al niño. Para María García, de Isadora Duncan, es esta última la que merece el título pero sin olvidar al importancia que tienen los genes y la gestación en el desarrollo de la persona. «Yo pienso que no hay una definición de maternidad, cada mujer la vive de diferente manera. Además, la definición que se suele dar de maternidad es que todo es maravilloso y estupendo; ni es así ni todo es malo y es una cosa que aprendes», matiza García.
Lo cierto es que, para la legislación española, madre es aquella que da a luz. Una definición que defienden en Flora Tristán, «el parto determina la maternidad, sin perjuicio, por supuesto, de que las madres adoptivas son madres igualmente». Andrea Fernández también se une al reconocimiento de las gestantes y las criadoras como madres. «La que gesta es madre seguro porque es la que ha parido a ese bebé y siempre va a estar vinculada a él. Madre también es la que cría, la que quiere y la que educa. Lo que no sé es hasta que punto una persona que decide comprar el bebé del vientre de otra persona es una buena madre y una persona que va a criar y educar y querer de la forma en la que debería. Yo eso, personalmente, sí lo cuestiono», concluye la secretaria.