El encargo era de la fuente hexagonal que aparece en la foto de la página siguiente y 24 bancos, que quedaron reducidos a ocho por motivos presupuestarios.
Saber el destino que corrieron estas obras que llegaron para hacer juego con la Catedral también nos acerca a la dimensión del problema de olvido, abandono y desidia que han sufrido estas obras, para los que Torbado no les ofreció solución pues no podría imaginar lo que ocurrió.
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El destino de los bancos no es menos curioso, deben ser la única obra municipal con asignación presupuestaria (48.000 euros del año 2004)y que permanece sin ejecutar. Han sido depositados en la Residencia de Ancianos Virgen del Camino (en el barrio de San Mamés) ya hace un buen número de años y allí siguen un inevitable camino para tener daños ya irreparables. "No hay plazos pero sí dinero" ex la explicación, de Amanece que no es poco, cuando menos.
Y en las últimas fechas El País se hacía eco de una nueva noticia relacionada con los Zuloaga, centrada más en Segovia pero también con protagonismo leonés. Contaba el rotativo madrileño en un precioso reportaje de Iñigo Domínguez titulado ‘El triste ocaso de la cerámica Zuloaga’, que "el descontrol" en el legado de Zuloaga también emerge ahora con la recuperación de un gran mural de 1910 que se daba por perdido. Era de una pescadería de León y ha reaparecido en una subasta en Internet, pero nadie ha pujado y, según los vendedores, ninguna institución ha mostrado interés. Se trata de la pescadería Mardomingo, situada muy cerca de la Catedral y que estaba decorada con azulejos procedentes de los talleres de Zuloaga.
De las obras de esta pescadería la que se subastaba era una gran Catedral de León, que está en un domicilio particular en Asturias. Salió con un precio inicial de 75.000 euros y nadie pujó por ella en todo colección.
Hay más obras de Zuloaga en León, que comenzó a trabajar en León en el año 1902, en el portal de la casa de Fernando Merino, conde consorte de Sagasta. Un encargó que le realizó el arquitecto Torbado y que muestra cuatro escenas del trabajo de la mujer, en el mar y en el campo, también trabajó en la iglesia de San Francisco de la Vega y se le atribuye la autoría del rótulo del periódico La Democracia.
No merecía, ni mucho menos, tan triste destino, que aún puede empeorar.